Lo bueno de la revolución tecnológica es que nuestra vida suele ser más fácil a la hora de realizar acciones rutinarias como puede ser desbloquear el móvil. Pero la parte negativa radica en nuestra privacidad, y es que internet es tan ambiguo que las leyes no están del todo claras respecto a este tema.
El reconocimiento facial, por ejemplo, es cada día más preciso. De esto se aprovechan diferentes organizaciones e incluso el gobierno para verificar identidades o atrapar criminales. En concreto, el gobierno de Francia ha anunciado un programa nacional de identificación de reconocimiento facial y el FBI ya lo está usando para detener inmigrantes sin papeles.
Aunque la finalidad sea la seguridad y protección de las personas, la privacidad es un tema delicado que no convence del todo. La percepción de la tecnología sigue siendo invasiva, especialmente en el sector de la publicidad y el marketing, pero cada día estamos más cerca de aceptar las condiciones que llevan usarla.
Una encuesta realizada por Pew Research Center ha desvelado que el 65% de los adultos estadounidenses confía en que las fuerzas del orden usen la tecnología, al menos de manera responsable. Sin embargo, en el sector de la publicidad la gente no está del todo conforme con esta técnica: el 54% no ve con buenos ojos que los anunciantes usen el reconocimiento facial para medir las reacciones de las personas con los anuncios que emiten.
Con estos datos, podemos observar que el reconocimiento facial y los datos biométricos tienen un potencial muy significativo fuera del entorno legal. Aun así, las empresas que lo usan deben tener cuidado, ya que corren el riesgo de generar una reacción contraria a su objetivo y alejar al consumidor.
A pesar de todo, la tecnología sigue en modo actualización y cada día se descubren nuevas innovaciones que las personas vamos asumiendo poco a poco. Somos más confiados y estamos soltando al mundo generaciones de nativos digitales que pronto dominarán y cultivarán del todo la confianza en las herramientas más innovadoras.
